lunes, 6 de mayo de 2013

Héctor García


Héctor García tiene dos sueños por cumplir: el primero, contribuir a crear un gran museo de la fotografía que guarde la historia de la ciudad de México;  el segundo, hacer una fundación que lleve su nombre para ayudar a que fotógrafos aficionados y profesionales tengan oportunidades de estudiar y de trabajar. Así lo afirmó Norma Inés Rivera, autora de Pata de Perro. Biografía de Héctor García, que se publicará este año. 

Héctor García (México, D.F, 1923) es el único artista de la lente mexicano que ha recibido todos los galardones dedicados a la fotografía. Además, obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2003; es miembro de número de la Academia Mexicana de las Ciencias; recibió en tres ocasiones los premios nacionales de periodismo: el primero, en 1958, por su reportaje acerca del Movimiento Vallejista de los Ferrocarrileros; el segundo por su trabajo durante el Movimiento del 68 y el tercero por el reportaje realizado en Medio Oriente. Sobre su trayectoria se han hecho numerosas tesis y seis libros acerca de su obra. 
  
Pata de perro. Biografía de Héctor García está escrito en primera persona y narra los primeros años del  maestro en la calle Juan de la Granja, de la Candelaria de los Patos, el proceso acerca de cómo le enseñó su mamá a  leer, su estancia en la correccional, cómo se inició en la fotografía y toda la vida creativa del maestro. 



HÉCTOR GARCÍA, FOTÓGRAFO DE LA CIUDAD (FRACMENTOS)

LUIS HUMBERTO RODRÍGUEZ
Héctor García nace en México D.F. en 1923. Se gradúa en al Academia de Artes Gráficas de Nueva York. Ya en México, García realiza estudios de arte cinematográfico. En tres ocasiones, recibe el Premio Nacional de Periodismo, y el premio al mejor film etnográfico en el Festival de Popoli en Florencia, Italia (1972). Entre sus exposiciones destacan: Imágenes de México y México fraternal. Su libro, Escribir con luz, fue publicado en la colección Río de Luz (FCE).

LOS ORÍGENES - Allá, en mi barrio de la Candelaria de los Patos, no valía ni la vida ni la muerte. Porque las gentes de pronto como que desaparecían.Y desaparecían en un charco de sangre. La muerte natural allá en mi barrio se medía a cuchilladas. Las gentes se morían entre los 18 y los 25 años. Ahí no había viejos. Yo estaba viendo mi futuro. Yo iba a llegar, quizá, con suerte a los 18 o 20 años.

UN CUARTO DE VECINDAD - En mis más tiernos años, dentro del cuarto que habitábamos en un patio de vecindad de la calle Juan de la Granja, por este barrio de la Calendaria de los patos, me dejaba mi madre amarrado a una de las patas del catre para que no saliese a la calle. No había ventanas: en tinieblas me quedaba, íngrimo, chilla y chilla, dolido, enrabietado, hasta que de afuera venían las primeras voces de la mañana y entre las rendijas y hoyos de la puerta la luz iba violando la sombra que a su turno espesaba la claridad, ofreciendo un interminable desfile de figuras agrandadas, como a través de cristales de aumento.









EL CUARTO OSCURO - Yo me imagino que estaba en el vientre de la fotografía cuando veía el espectáculo que se proyectaba sobre la pared blanca, pintada de cal. Ahí en un cuarto oscuro, amarrado. Debió ser un día como el primer día de la creación: de pronto se hizo la luz para mí y aparecieron las imágenes. Ahí, en el mercado de mi barrio, donde la gente sobrevivía de lo que se encontraba: garras viejas, alimentos en descomposición, también había pedazos de películas. Esos pedacitos de película se vendían por ahí a centavos o se cambalachaban. Esos pedazos de películas eran de las que cortan los proyeccionistas en los cines, cuando se les queman o las ajustan. Con velas, unas cajas de cartón (que muy seguido se me incendiaban) y lentes de aumento de algunas gafas, por las noches, con los demás niños de la vencidad empecé a armar mis funciones.

LA ELECCION DE LOS HERMANOS MAYO - Ellos fueron llegando en diferentes épocas, al final de la guerra en España, entre el 37 y el 39. Algunos por los cuarenta, o más tarde. Paco Mayo me parece que llegó al principio, en ese barco famoso que trajo una remesa muy grande de refugiados. Quizá tenían algunas ideas sociales y políticas que les daban esa denominación de Mayo. De un Primero de Mayo, Día del Trabajo. Entonces, cuando los Hermanos Mayo llegan a México, traen unas camaritas de 35mm: las Leica. Increíblemente poderosas. Con rollos de 36 exposiciones, mientras los otros hacían placa por placa. Imagínate, hasta los fotógrafos de los periódicos utilizaban luz de magnesio, que terminaban espantando a la gente. Eran unos fogonazos que más bien parecían presencias infernales, diabólicas. En cambio, los Hermanos Mayo trabajaban con lentes intercambiables muy poderosos, de una gran luminosidad y de buena película. En realidad, llevaban todo su bastimento en una bolsa: un lente normal, un gran angular, un telefoto, sus cámaras y película. Nosotros, de puro ver, o como quien dice, ojear y preguntar, fuimos realmente aprendiendo la lección.


EL PERIODISMO SE MODERNIZA - José Pagés Llergo había realizado un interesante experimento o una aventura periodística, que consistía en hacer una revista a base de fotografías que él había coleccionado de fotógrafos de la revista Hoy. Eran fotos muy peculiares que habían tomado fotógrafos como el Gordo Díaz, los Casasola y otros. Eran imágenes de situaciones con mucho humor, con mucho sentido crítico, de los políticos en los tiempos de Lázaro Cárdenas. Eran fotografías que ponían de manifiesto lo humano de políticos. Es decir, por ejemplo, el Secretario de Relaciones Exteriores –Padilla– salía en la portada chupándose un hueso, un enorme hueso. La imagen captada, claro, durante una gira donde les habían invitado una barbacoa, que evidentemente le gustaba, mucho al secretario Padilla ¿no? Eran imágenes fuera del protocolo. Fue una revista que publicó ocho o diez números. Roto-Foto se llamó la revista. Y logró tal éxito, tal escozor en las altas jerarquías políticas y sociales que no te imaginas. Como quien dice, fotografiaba el poder al desnudo. La revista era hecha con fotos a plana entera, a media plana y a doble plana. Yo creo que este estilo de periodismo lo aprendió Pagés en los Estados Unidos, donde fue a dar junto con su primo Regino, en una especie de autoexilio. Y se quedaron varios años trabajando en Texas, en California, donde realizaron una labor muy interesante. Cuando regresaron a México traían muy buenas ideas, que fueron la base del éxito de sus revistas Mañana, Siempre!, Hoy e Impacto, con las cuales lograron ejercer un cuarto poder y modernizaron el periodismo mexicano.

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